Sal de manantial

No siempre podemos conocer la calidad de lo que comemos y es mejor que no nos quite el sueño porque es imposible controlarlo. Recuerdo, no hace mucho, una conversación en la que una persona me decía que no utilizaba sal del Mediterráneo porque está contaminado. Y yo pensaba... ¿Y qué podemos hacer? Como consumidores, si no nos fiamos de lo que tenemos en el mercado... ¡no comemos!

Solo podemos conocer un poquito mas, poner interés en aprender y, de vez en cuando, darnos un lujito porque, lamentablemente, lo bueno es mas caro.

Hace poco visité El Valle Salado de Añana  y... ¡Me encantó! No había tenido oportunidad de conocer la sal de manantial mucho menos expuesta a contaminaciones, mucho mas mineralizada y con mayor indice salínico.



Añana es un pequeño municipio situado al sur de la provincia de Álava donde tienen este tesoro de la naturaleza y, por tanto, a causa de eso tienen también una historia completísima que según la época les tocó vivir alegrías y riquezas o guerras y pobrezas... Es lo que tiene el ser humano... No existe la estabilidad eterna.

¿Sabéis de donde viene la palabra Salario? Precisamente en la época de los romanos, en la que establecieron un sistema de producción mucho mas rentable, se pagaba a los obreros con un saquito de sal.



Es bonito ir a visitar El Valle Salado y seguir a uno de sus guías que os contarán la historia del "oro blanco". Se aprende mucho.

Había caído en decadencia porque actualmente no es un negocio rentable pero, precisamente por el peso histórico que tiene el Valle, se creó la Fundación Valle Salado de Añana que tiene por objetivo su recuperación.

Con nuestras visitas y el precio de las entradas contribuimos a que este trabajo de recuperación paisajística, histórica y de consumo de una sal excelente pueda continuar.

La probamos en el Restaurante Palacio de Añana donde nos atendieron de maravilla y tenían pan sin gluten por cierto.


Obviamente... nos trajimos para casa algún manjar en sal y uno de ellos fue este tarro de Flor de Sal al vino. Una delicia...



Que ya acompaña a nuestros entrecot's de casa...



Espero que os guste este pequeño reportaje,

Lourdes